Quién soy…
¿Quién soy?
Me pregunto ahora que tengo que escribir el "Sobre mí"
Actualmente, me cuesta saber quién soy, pero lo que sí sé es de donde vengo.
Vengo de una familia donde el amor y el respeto se servían todos los días en la mesa, incluso en los peores momentos.
Hijo de una madre luchadora, que pasó y no de puntillas, por un auténtico infierno en la tierra que parecía no acabar nunca y que la privó de conocer el amor.
Amor que al final conoció, procesó y profesó gracias a su ángel salvador, mi padre.
Ese ángel que siempre tuvo tiempo y espacio para enseñarme a mí también qué era el amor.
Un amor que él también sentía por Andalucía y más concretamente por Córdoba.
Mi primer amor
Mientras ese amor, curiosidad y admiración por el suelo y las calles que recorría, iban en aumento, no paraba de escuchar a gente de aquí, hablar mal de esa Córdoba que yo no paraba de admirar
"Qué chica es"
"No tiene playa"
"No hay na' pa ver"
"Fulanita es más bonita"
Y una interminable lista de improperios que me hacían heridas que no sangraban, pero estaban ahí, bajo la piel.
El caso es que yo, cada paso que daba, cada esquina que doblaba, la veía más y más bella.
Ese amor reventó cuando trabajé en arqueología tocando de puntillas el campo de la restauración.
Me hizo trabajar en la mismísima Mezquita, poder tocar con mis manos esas bóvedas y nervios cruzados, oler del incienso y escuchar ese canto previo a la misa.
Experimentando un sentimiento que no soy capaz de explicar.
Mi admiración por Córdoba no paraba de crecer y allá por el 2012 o 2013, visité absolutamente todos los patios en mayo y algunos como "Marroquíes", "Vesubio" o "San basilio 44" dejaron en mi retina una huella indeleble que me acompañará toda la vida.
Algo que no vi venir…
Poco a poco empecé a amar otra cosa: la fotografía.
Cada vez me iba fijando en más cosas, como la luz y su comportamiento, la diferencia que hay de estar en un mismo lugar a distinta hora o distinta época del año.
Quería hacer mejores fotos, como las que veía por internet a los fotógrafos Pro y entendí que la única forma de llegar a eso era invertir tiempo y dinero en equipo y formaciones. Así que me puse a ello y a día de hoy, sigo haciéndolo.
Así que si tengo que decir quién soy podría resumirlo en que soy una persona que aprende lento, que se piensa mucho las cosas y que tiene bastantes miedos, pero unas ganas insaciables por mostrar la belleza y también por contar historias a través de los colores, las formas, la luz y las sombras.
Además de tener un hambre voraz por seguir mejorando y aprendiendo.
Si has llegado hasta el final de esta historia, quizá seas partícipe directo de que hoy esté aquí y de que por fin sea capaz de referirme a mí mismo como fotógrafo. De ser así, solo me queda agradecerte a tí también.
Si no me conocías, me gustaría contarte una cosa:
La fotografía, a día de hoy, sigue siendo la mejor máquina del tiempo y un medio excepcional para contar historiaS
Si tienes algo que contar me encantaría ayudarte a conseguirlo de la mejor forma que conozco y sé.